“It’s our time to have wage equality once and for all and equal rights for women in the United States of America”

«Es el momento de que tengamos igualdad en el salario e igualdad en los derechos de la mujer en Estados Unidos»

Patricia T. Arquette, actriz estadounidense ganadora del Oscar a Mejor actriz de reparto por su papel en Boyhood.

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Birdman triunfa en los Oscar 2015 mientras que la protagonista indiscutible de la noche fue ella, Patricia Arquette. Su discurso de agradecimiento tras ganar la estatuilla a Mejor Actriz de Reparto por ‘Boyhood’ fue uno de los momentos más aplaudidos de la noche y más memorables tras la ceremonia.

Un emocionante discurso de protesta por los derechos de la mujer que luchan día a día para tener una misma igualdad en todos los ámbitos. Palabras que remueven conciencias y que emocionaron a los asistentes, desde la mismísima Meryl Streep quien junto a Jennifer López no dudó en levantarse eufórica y apoyar a su compañera de profesión.

Que las mujeres ganan menos que los hombres es una verdad universal incluso en la meca del cine. Algo que demuestra una vez más que no es oro todo lo que reluce en Hollywood. La prueba a esta desigualdad, según un informe publicado hace un año por ‘The Hollywood Reporter’, recoge este antagonismo salarial. Ejemplo: entre junio de 2013 y junio de 2014, Robert Downey Jr. ganó 75 millones de dólares mientras que su homóloga femenina, Jennifer Lawrence, en el mismo periodo se embolsó solo 35 millones. Menos de la mitad.

Asimismo me hago eco de la información de Servicio de Orientación Laboral de la UPSA que dice: «En España, acabamos de conocer que hay un 26% de DIFERENCIA entre lo que cobra un hombre y lo que cobra una mujer por el mismo puesto de trabajo. La brecha no era tan profunda desde 2002. Es decir, hemos retrocedido más de una década en igualdad salarial».

Dicho esto, tomemos partido y ejemplo de Patricia T. Arquette, entre muchas más mujeres activistas que exigen y defienden la igualdad de condiciones. Movilicémonos y digamos adiós a la frivolidad de preocuparnos por quién va mejor vestida en la alfombra roja. Es de locos ver como mujeres (véase Giuliana Rancic) aparecen extremadamente delgadas para lucirse frente a los medios, olvidando aquello que nos hace más grandes: abanderar nuestros derechos como mujer.